En "El" partido clave de la fecha, Central ganó un partido muy caliente

Mamita, partido bravo si los hay, el que se disputaban Olimpo y Central en Bahía. Abrió el tanteador Zelaya, con un gran remate aunque con error de Cauterucci. Parejito parejito venía el tema, mucho temor al error, a perder. Indudablemente, ese gol cambió el trámite del partido ya que los locales salieron de la pasividad e intentaron ser más protagonistas, pero otra vez golpeó Central: nuevamente Zelaya recibió de Arzuaga y con suma eficacia estiró la ventaja. Saporitti mandó a Lujambio y Robles al terreno y le cambió absolutamente la cara. Primero, le anularon incorrectamente un gol válido al uruguayo ex Banfield, pero después se vengó del error y acertó de cabeza tras un tenue despeje de Fassi. En el festejo, Josemir se lo festejó y retrucó al juez de línea, que llamó a Pitana para avisarle de lo acontecido. Así, lo expulsarían a Lujambio. 20 minutos finales drámicos en Bahía, Central agasapado y esperando que pasasen los minutos, y Olimpo con uno menos parecía que podría lograr la hazaña: Robles disparó desde lejos, la bola dio en el travesaño, y en el rebote Ulloá muy apurado por la marca remató cayendose y milagrosamente Alvarez logró manotearla al palo. Se salvaba el canalla, que sufría en el pequeño reducto del Carminatti. Aún quedaría más: Ithurralde le pegó increíblemente al chico Moya en el estómago dentro del área, obviamente penal. El kily tradució la falta en gol, y un festejo relajado, de tranquilidad; como disfrutando y presintiendo que ese gol, que esta victoria, ante un rival directo, es fundamental para que los rosarinos sigan en primera. La figura por lo goles, Emilio Zelaya y bueno el arbitraje de Pitana.

 

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