Los medios y Maradona, según Eduardo Aliverti

Ayer Eduardo Aliverti escribió para Página 12 una interesante nota de opinión que reflexiona sobre la Ley de medios, la prensa y los dichos de Maradona. A continuación lo más destacable:
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El espeluznante asesinato de un adolescente, en Tigre,
reintrodujo de la noche a la mañana la discusión en torno de “la inseguridad”,
erigido ya como un clásico de los clásicos del periodismo: aparece y desaparece
en relación inversamente proporcional con la ausencia o presencia de noticias
políticas mayores. ¿Qué habría acontecido si el hecho se hubiera dado durante la
batalla por la ley? Lo mismo que pasó cuando los meses más duros del conflicto
con “el campo”. Nada. En esos períodos, la inseguridad desapareció de los medios
llevando a una de dos conclusiones que, en realidad, pueden ser concurrentes. O
el incremento del delito no es lo alucinante que pintan, o cada vez que lo
pintan hay detrás objetivos políticos o de artificios mediáticos (que en mirada
de largo alcance terminan siendo la misma cosa).

Esa lógica de los desvanecimientos noticiosos y
permanentes trepó a una de sus cúspides tras la fiesta de sexo oral a que llamó
Maradona. A partir de ese momento, diríase que el país y los medios –o al revés,
según quiera determinarse el orden de cómo se ancla una agenda– no hablan de
otra trama. Veamos lo objetivable. Un director técnico de fútbol, que al fin y
al cabo es antes eso que el principal santo y seña para identificar lo argentino
en el mundo entero, brinda una nueva muestra de sus desequilibrios emocionales.
Ni un marciano pretendería que el episodio quedara desapercibido; y entre otras
razones porque, sin justificar y ni siquiera tratar de comprender a Maradona, es
igualmente objetiva la saña con la cual venía tratándolo esa parte del
periodismo deportivo a la que invitó a fellatiarlo. El se tiene que hacer cargo,
como sus acusados, de estimular un espectáculo caníbal. Ambos viven del
sensacionalismo. Pero también lo hace el conjunto periodístico que elevó el tema
a problema nacional. E igualmente tienen que hacerse cargo de su frivolidad las
gentes que dedican su tiempo, su indignación, sus arrebatos, sus llamadas a las
radios, a una pelotudez semejante. Perdón por el lugar común, pero imaginemos
toda esa energía “analítica” volcada a las cuestiones prioritarias de la
sociedad.

Más luego y más allá de ese hecho en sí, aparece,
nueva y esplendorosamente, el desparpajo con que los medios colocan el tema. Si
un Maradona y unos periodistas bastan y sobran para que vuelva a desaparecer,
por ejemplo, “la inseguridad” (dicho de modo maximalista pero –cree uno– de
semántica precisa), quiere decir que hay una conjunción entre lo que
inventa/ubica el periodismo y lo que “la gente” debate. Hay que alterar ese
paradigma. Es nefasto. Nivela para abajo. Acostumbra. Condiciona. Nos hace
obedientes en lugar de rebeldes. Se trata de algo de eso cuando se habla de
mejorar la oferta mediática, de abrirse a otras voces, de permitir nuevos
actores. Con probar no se pierde nada.
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1 comentarios:

  1. M.E said,

    Hola!
    ojalá todos los cambios que produzca la ley de medios lleven a que exista un mayor alcance y difusión de todas las opiniones, y que al fin los temas que realmente son esenciales para nuestra sociedad se puedan discutir, no detenernos en las boludeces de siempre que nos estancan como país.

    saludos!

    on 20 de octubre de 2009, 17:51