¿Que les pasó?

.
A una semana del Superclásico argentino, nos reformulamos la pregunta que Ernesto Tenembaum sugirió recientemente en el título de su libro sobre el Kirchnerismo: ¿Que les pasó?.

Boca y River atraviesan momentos de plena crisis futbolística, con equipos sin identidad, sin convicciones, ni seguridades en torno al funcionamiento.


Alves llega con la soga al cuello; nunca supo encontrarle la vuelta a un plantel riquísimo desde lo individual pero escaso e impotente en las ideas colectivas. La defensa de ayer del xeneize remite a una línea de seleccionado (Medel en Chile, Morel Rodríguez en Paraguay y Luciano Monzón en Argentina), sin embargo los goles rivales arriban casi con liviandad, con naturalidad.

Así, Boca se acerca a los peldaños más bajos de la tabla, repitiendo las pésimas actuaciones del año pasado. Ischia fue el último técnico en depositar al cuadro de la Ribera en el máximo esplendor. Entre Mouche y Noir se turnaron para olvidar al formidable Palacio, mientras que Viatri surgía favorablemente tras una dura lesión de Palermo. La prometedora cantera y el campeonato obtenido hicieron entusiasmar exageradamente a los hinchas. Pero no. Arrancaba la Copa y un mortífero cachetazo en Octavos frente al modesto Defensor Sporting.

Se iba Ischia al término del Clausura, volvía Basile para afrontar el Apertura. Dicen que los segundos ciclos siempre son negativos, y vaya que acierto en esa premisa. El coco optó por los jugadores experimentados, un plantel lujoso con los regresos de Monzón e Insua, por ejemplo. Una merecida derrota ante el Atlético tucumano y la pronta eliminación de la sudamericana, condicionaron rápidamente el futuro del entrenador. Un inexpresivo décimo lugar en ese Apertura y un verano patético que incluyó goleadas adversas ante Estudiantes y River, terminaron por demoler las expectativas de Alfio.

Lo del millonario ya es casi costumbre. Solo Astrada en su primer ciclo supo darle entidad de equipo grande al club de Núñez. Desfilaron con más pena que gloria, Reinarlo Merlo, Daniel Passarella, Gabriel Rodríguez y Néstor Gorosito. Apenas Simeone consiguió resucitarlo, aunque temporalmente.

La gestión turbulenta de Aguilar, la delicada situación económica y el frágil promedio que ostenta en el presente, son problemas difíciles de superar. En el campo, ya nadie le teme, cualquiera se le anima. El monumental pasó a ser un reducto endeble, donde todos especulan y juegan con la presión que se ejerce desde las tribunas.

Alves lidia con un plantel para nada despreciable, en tanto que Astrada intenta captar y absorber el jugo de un equipo que no abunda en nombres rutilantes. Todo mal, y cada vez peor.


Imágenes del ocaso












 

0 comentarios: