Personaje 4 del 2010
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Después de un 2009 irregular en cuanto a rating (perdió varias veces contra CQC, Talento Argentino y Justo a Tiempo), Marcelo Tinelli volvió a lo seguro: Bailando por un sueño. Peleas, personajes efímeros pero efectivos (Tito, Peter, "el negro de Zaire", etc.) y muchas mujeres aseguraron una audiencia insuperable (28 puntos de base). Lugar 4 para él.
Personaje 9 del 2010
El lugar 9 en este recorrido se lo lleva Fabio "la mole" Moli. No sólo por su extenso año mediático en el Bailando por un Sueño (donde salió campeón), sino también por haber desacomodado a los estridentes Ricardo Fort y Moria Casán.
¿Qué hay para mirar en TV?
Quedan muy lejanas aquellas protestas de Luis Majul hacia Diego Gvirtz (productor de TVR) por haberle "robado" imagenes de su entrevista con Charly García. Hasta ese año (2007), Televisión Registrada era uno de los pocos en compactar los mejor y peor de la semana a través de informes y secciones especiales. Lo acompañaba Duro de Domar en Canal 13 (de la misma escudería Gvirtz), Rsm en América y Bendita TV en canal 9. Sin embargo, los interesantes números de audiencia de estos formatos, incentivaron a otros a proseguir por la misma senda. Zapping (de Telefe) aparece con vigor en el 2008 para pelearle palmo a palmo a TVR, mientras que en este 2010 se presenta Demoliendo Teles (de Canal 13), cuyo fin es restarle popularidad al consistente programa que comandan Guillermo López y Julieta Prandi.
América, por su parte, incorporó en estos últimos tres años a Infama y Animales Sueltos, destinados a cubrir las banalidades de la farándula argentina. Canal 13, basado en el respaldo masivo de Marcelo Tinelli, creó varios programas satélites con una particularidad: todos tienen la palabra "Show". Hablamos de Este es el show, La cocina del show, Sábado Show. Y más antiguamente figuraba La previa del show por Magazine (del Grupo Artear igual que Canal 13). Canal 9 tampoco se salva: Viviana Canosa y Bendita también se sumergen en la frivolidad del circo de baile nocturno.
Pasamos en limpio.
Canal América: De sus 8 programas diarios, 4 son de Espectáculos (Intrusos, Infama, RSM Y Animales sueltos), 2 son de Interés General, aunque eventualmente se refieren a temas de la farándula (Almorzando con Mirtha y Un mundo perfecto) y 2 son Noticieros. Es decir que cabría la posibilidad de que hablasen de Showmach 8 horas en un día. Increíble.
Canal 9: De sus 10 programas diarios, 5 son Novelas mexicanas (Zacatillo, Mi pecado, Camaleones, Acuarela de amor y El capo), 2 son noticieros, 2 son de Espectáculos (Canosa y Bendita) y 1 de Interés General (Duro de domar). Se habla de Showmatch aproximadamente 4 horas diarias.
Canal Telefe: De sus 8 programas diarios, 3 son de Ficción (Casados con hijos, Secretos de amor y Casi ángeles), 3 son de Entretenimiento (3 2 1 a ganar, Los Simpsons y Justo a tiempo) y 2 son Noticieros. La cuestión repunta con los programas que se turnan en la tercera noche: CQC, Vértigo, Clase Turista, La Liga y Protagonistas únicos. En rigor, no se habla de Showmatch en la semana, pero podría pasar el sabatino Zapping a las tardes de Telefe debido al flojo rating en esa franja.
Canal 13: De sus 8 programas, 3 son Ficción (Valientes, Malparida y Alguien que me quiera), 2 son Noticieros, 1 de Espectáculos (Este es el show), 1 de Entretenimiento (Solo para reír) y Dios (Showmatch). Durante el fin de semana se fomenta la efervescencia sobre Tinelli. Están Demoliendo Teles, Sabado Show, La cocina del show, 70-20-11 y De lo nuestro lo mejor y lo peor. Más panorama sombrío.
Después de hacer este recuento, sólo quedará desazón por la falta de creatividad de nuestra TV abierta. Más de 10 programas que giran sobre Tinelli, periodísticos de investigación "conurbaneros" (Policías en Acción, GPS, Calles salvajes), escaso humor de primer nivel, etc.
Sin embargo, hay dos que sobresalen, que se distinguen: los programas de política. Sí, solo dos. Dos conductores antagónicos y enfrentados ideologicamente: Víctor Hugo Morales con su "Bajada de linea" y Luis Majul con su multifacética "La Cornisa".
La TV del vómito
Hace algún tiempo atrás, 4 años para ser más específicos, el filósofo José Pablo Feinmann visitaba el programa de archivos “TVR” como crítico invitado. Allí, analizando con suma decepción y sorpresa los distintos contenidos de la TV abierta, acuñó una frase contundente y categórica. A la televisión basura, berreta, la denominó “La TV vomitiva”.
Hoy, 4 años después, el deseo del pensador argentino continúa inconcluso. Peor, día a día notamos como cada vez más se desvirtúa la llamada “caja boba”. Espacios que se llenan con amarillismo, grillas cubiertas de puro chisme, formatos que se repiten hasta el cansancio y una búsqueda frenética por no perder pisada en el minuto a minuto. Así de desolador es el panorama. No es exagerado, es la mismísima realidad.
Atravesamos una época en donde se destaca únicamente al que llega al éxito, sin evaluar como fue que alcanzó ese objetivo. De esta manera, productores, conductores y periodistas se enfermizan por el rating, y más recientemente por el diabólico minuto a minuto.
Mientras nos entretenemos frente a la pantalla, no nos damos cuenta de la pésima calidad artística. En este punto, lo que prima actualmente es el show. Sin show ni espectacularidad no hay programa que se sustente. Showmatch, Intrusos y Susana Gimenez, con diferentes matices, son abanderados de estas premisas. Al llegar a las grandes ligas, todos tienen muy aprendido el libreto y se adaptan: si hay que mostrar mujeres desnudas, si hay que poner cuponeras, si hay que invitar al mediático de la semana, no hay drama. En la tele de hoy todo se permite. La gente, mientras tanto, se distiende de horas y horas de trabajo insufribles.
Muy pocos espacios subsisten a esta precariedad televisiva. Se cuentan con una sola mano. Uno de ellos, importante de subrayar, es Encuentro, un canal educativo que surgió de una idea de Daniel Filmus, ministro de Educación en la gestión de Kirchner. Encuentro, por su calidad técnica, de contenido y por su plena dedicación a fomentar diversos ángulos de la cultura, se ha convertido en un verdadero orgullo nacional y latinoamericano.
Observar en estos tiempos tan superficiales a Adrián Paenza modernizando la concepción de la Matemática, al mencionado José Pablo Feinmann enseñando con su habitual carisma y fanatismo cuestiones de filosofía, y a Eduardo Galeano desarrollar su paradojal pensamiento, resulta de un enorme valor. El éxito del canal radica también en el dinamismo y la lógica pedagógica, esto es, educar y enseñar a partir del estímulo, del entretenimiento, modernamente, sin ese absurdo prejuicio de que lo cultural es aburrido, tedioso, opaco.
Sin embargo, lamentablemente, el ejemplo de Encuentro es un oasis en el medio del desierto. En vez de eso, prevalece el impacto, la morbosidad. Paralelamente, el nivel de exigencia del espectador ha disminuido. La señal más clara es Marcelo Tinelli, un empresario y conductor, que no tiene la más mínima vergüenza en aceptar que sus productos de basan en la sistemática generación de audiencia.
En el primer semestre del año pasado, la tendencia arrolladora del rey televisivo había mermado. Muchos creyeron que su sostenida popularidad caería definitivamente. No le funcionaban ni los chicos bailando, ni los skechts humorísticos, ni las imitaciones de famosos. Sonaba a declive. Error. Tinelli escondía un as bajo la manga: Ricardo Fort.
El multimillonario, un muñeco musculoso que tiene jopo, mandíbula de superhéroe, tatuajes en los brazos y un grupo de guardaespaldas que él mismo se financia para vivir una vida divertidísima, conquistó al país. Increíble, impensado. Fort se exponía, los medios vendían con él, Tinelli zafaba una vez más y la rueda de la berretez seguía su curso. Una rueda que, tristemente, cierra a la perfección