A 35 años del horror
Este 24 de Marzo se abre una nueva página para recordar los años más oscuros de nuestra historia reciente. El modelo económico aperturista de Martínez de Hoz, la desaparición forzada de personas, la tortura, la censura, la violación a los derechos humanos, el robo sistemático de bebés, el plan para arrasar las villas miserias, fueron sólo algunas de las terribles andanzas de la Dictadura.
Informe TVR 2006:
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Historia de un país. La Dictadura: economía y represión (Canal Encuentro):
Corpacci y los fantasmas del pasado
La elección en Catamarca, como dijimos, dejó mucho material para el análisis. Ahora llegó el turno de conocer la intrincada historia del clan Saadi, fuertemente repudiado por encubrir el asesinato de la joven María Soledad Morales hace 20 años. Corpacci es prima de Ramón Saadi y, en las últimas horas, le brindó apoyo por las críticas recientes hacia su gestión.
El Caso:
Ramón Saadi se defiende:
Jugosa charla entre Altamira y Tenembaum
Uno de los referentes del Partido Obrero estuvo en Palabras + palabras -, y habló sobre la detención de Pedraza, la situación actual del aparato ferroviario y el papel que debe desempeñar la juventud en una democracia.
Se viene el bigotazo... y algo más
Jorge Sobisch retornó al ruedo político. Su misión: regresar a la gobernación de Neuquén, aunque primero debe vencer en las internas al actual mandatario de esa provincia, Jorge Sapag. La candidatura despierta sensaciones encontradas. En primer lugar de absoluto rechazo, y luego muta a la impotencia de saber que aún este tipo de dirigentes políticos tiene chances concretas de conseguir un cargo importante en la esfera pública.
Con el eslogan "Se viene el bigotazo", que incluye una pegajosa canción, Sobisch no sólo deberá difundir su mensaje (vacío por cierto), sino que además (y tal vez la clave) tendrá que recomponer su imagen teñida de sangre. El asesinato del docente Fuentealba en medio de una protesta por mayor salario en abril de 2007 paralizó al país. Lo dejó sin palabras. Aquella represión era simbólica, y mucho más lo fue cuando se supo que un profesor había perdido su vida: era un ataque violento a la educación.
A continuación figura el spot actual de campaña de Sobisch, pero también un intenso repaso de lo que fueron aquellos días de abril, con informe incluido de TVR.
14 años sin Cabezas
El pasado 25 de enero se cumplieron 14 años del asesinato del reportero gráfico José Luis Cabezas, quien se encontraba cubriendo una investigación que involucraba al empresario Alfredo Yabrán. Aquellos negocios turbios también afectaban al propio presidente Menem.
Desde Línea de 5 lo recordamos con sus mejores fotos (archivo Perfil) y con un análisis del caso correspondiente al programa de la TV Pública "En el Medio".
Nestor Kirchner según Tenembaum: imperdible
De todas las notas que leía sobre la figura de Néstor Kirchner, sin duda que la de ErnestoTenembaum para la Revista Veintitrés fue de las más emotivas, sentidas e inteligentes. La compartimos:
Vivir sin él
Y de repente, se murió.
Algunos médicos dicen que no se sorprendieron, que los últimos pasos de Néstor Kirchner presagiaban lo peor. Pero el resto, los que no conocemos nada de medicina, los que no sabemos leer los signos del cuerpo –quizá también él, entre nosotros– empezamos a pensar otra vez que podría más que cualquiera, que los líderes son de acero inoxidable, que las precauciones naturales para cualquiera que tenga dañado el sistema cardiovascular no se aplican a personalidades de esa talla, esa terquedad, de esa voluntad, esa desmesura, esa pasión, esa ambición.
Quizá para los médicos no haya sido una sorpresa.
Pero para todos los demás, lo fue.
De repente, se murió Kirchner.
Parece mentira escribir estas líneas. Si estaba ahí, presente todo el tiempo. Si nos hablaba, nos discutía, nos interpelaba, nos agredía, nos obligaba a replantearnos cosas, todo el tiempo.
Estaba ahí.
Y, de repente, se murió.
No es que hizo su trabajo, se fue y, un día, nos acordamos que existía cuando se murió.
Ocurrió de repente, a su estilo, en el medio de todo, en el fragor de la batalla, justo cuando peleaba por seguir, que era su manera ingenua de ser eterno, ahí, en el medio de todo. Y nos dejó pasmados, sin brújula. Una vez más, como tantas veces, desubicados.
¿Se consumió en su propia intensidad? ¿Era, como dicen los especialistas, un típico caso de las personalidades omnipotentes, que caminan por el precipicio, que no saben encontrar el equilibrio entre la ambición y la salud y terminan en el momento menos pensado? ¿Lo derrotó su país, tan experto como es en de saldar cuentas tarde o temprano, de una manera u otra, con todos sus líderes? ¿Fue una mera enfermedad? ¿Una pasión extenuante? ¿La agresión que recibió, que provocó, que toleró, que alimentó? ¿Nos quiso hacer creer que era tan fuerte porque, en realidad, era frágil, y esa impostura lo forzó demasiado? ¿Le dolía todo más de lo que parecía y sus reacciones destempladas no eran sino simples pedidos de ayuda? ¿Entregó hasta la última célula por amor a la patria, por amor a sí mismo, por ganas de cambiar las cosas, por ser eterno? ¿O se trató de, apenas, una casualidad, de una confusión, del azar mismo de la genética, de lo que está escrito desde que nacemos, aun cuando nadie lo sepa?
Ya no hay ni habrá respuestas para esas preguntas.
Los líderes son seres humanos y, algún día, mueren. En la Argentina, han sabido ser longevos. Pero no es lo que ocurrió con él. Vivimos, con suerte, un ratito. Ese ratito habrá, ahora, que aprender a vivirlo sin él. Y va a ser difícil, de tanto que nos acostumbramos a tenerlo en nuestra mesa, algunos con felicidad y otros, como me pasaba últimamente, con mucho fastidio.
En la Argentina ha habido, hay, gente en la que despertó una esperanza enorme, o una módica ilusión. Gente que dudó, que lo amó, que lo odió, que lo puteó. Ha habido kirchneristas, antikirchneristas, kirchneristas moderados, ex kirchneristas. Y algunos que han sido algo de todo eso en distintos momentos, en todos estos años. Para ciertas personas ha sido tan importante que festejaron su muerte con miserables bocinazos.
A todos, nos deja sin una referencia clave: él mismo.
Como ocurre con los líderes importantes, en algún momento, los otros nos referenciamos en él, por adhesión, por simpatía, por oposición, por oposición a sus opositores, por odio.
Muchas veces, nos cercó con una trampa sencilla: si no estás conmigo estás en mi contra; y si estás en mi contra, fíjate al lado de quién te pusiste. Muchos peleamos como pudimos contra esa encerrona. A mí me parecía que era la antítesis del pensamiento libre, una mera estrategia para que nadie critique sus peores rasgos. Por momentos, me da la impresión de que, en cierta medida, ganó esa batalla cultural. Porque tenía algo de razón, o porque era insistente, o porque era muy poderoso, o por todo eso junto, logró convencer a muchas personas nobles de que eso era así: que los buenos se definían como tales porque lo seguían a él. Y eso generaba entre ellos una mística envidiable. Difícil de seguir cuando uno no la sentía. Pero envidiable, al fin y al cabo.
Ya no está.
Cada vez que la muerte se presenta, nos enfrenta a nuestras pequeñeces. Su inmensidad, su contundencia, su descaro, nos arrastra fuera de nuestras vidas y diluye la letra chica de cada día. Son momentos de grandilocuencia. De palabras bellas. De despedidas sinceras o hipócritas, ritos que se pasan con mayor o menor desgarro.
Quizás, apenas, convenga decir que las democracias no son perfectas y, por lo tanto, tampoco lo son sus líderes. Y que de todos ellos –que no son déspotas ni dictadores– hay cosas importantes para aprender, aun cuando algunas de ellas hayan sido errores. Hay quienes se dedican a escribir historias rosas o historias negras sobre todo. En este caso, algunos se despiden con bronca y otros con amor. Tienen suerte, unos y otros, de pisar sobre tierra firme y segura. El tiempo, con suerte, permitirá tener una dimensión más cabal, menos apasionada, sobre quién fue este hombre enérgico, atolondrado, valiente, transgresor, agresivo, tenso, intemperante, idealista, materialista, áspero e incansable.
Fue un líder importante de la democracia argentina.
Así se va.
De repente.
Como suceden las cosas importantes.
Y nos deja una vez más pasmados, desubicados, con muchas más preguntas que respuestas. Solos, con el futuro tan incierto como siempre, tan incierto como debe ser.
Lo vamos a recordar mucho, qué duda cabe.
Ernesto Tenembaum
Los 6 momentos de Néstor Kirchner
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La noticia del fallecimiento del ex presidente Néstor Kirchner caló hondo en el país. Mientras sus seguidores se agolpaban en la Casa Rosada con un llanto impotente, muchos otros "festejaban" su muerte. La falta de respeto y de educación dijo otra vez presente en los comentarios de los diarios más importantes del país.
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Desde este espacio, más allá de las contradicciones que puede despertar el modelo kirchnerista, creemos que el balance es sumamente positivo. Fundamentalmente por haber arrojado a la arena pública temas que jamás se habían discutido y parecían intocables (FMI - Campo - Matrimonio - FFAA - Medios de comunicación).
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Por otra parte, apoyar a Cristina que deberá afrontar un triple desafío: su propio ánimo, el de sus hijos y la conducción de un país entero. A continuación, recorremos 6 etapas de Néstor Kirchner:
Kirchner y la privatización de YPF
Kirchner y Carlos Menem
Kirchner y los Derechos Humanos
Kirchner y la UNASUR
Kirchner y Eduardo Duhalde
Kirchner y el conflicto con el Campo
Araujo y Mauro Viale en el Mundial 78
Mauro Viale y Marcelo Araujo, en revista
Argentina ante el Mundo,
septiembre-octubre de 1978
(Fragmento del libro "Argentinos" Tomo 2, de Jorge Lanata)
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La semana de La Rural. Capítulo 1: Las cámaras registro de TVR
Resabios del Apartheid, informe de TVR
En lo personal, preferiría un TVR más crítico del Gobierno, fundamentalmente en dos temas: Indec y Minería a cielo abierto, sin embargo sigue siendo uno de los pocos programas donde se permiten hablar de asuntos inusuales para los tiempos televisivos. Así se reflejó el sábado pasado. La cámara registro realizó un interesante documental sobre la situación de la población negra en Sudáfrica, titulado "Resabios del Apartheid". Lo compartimos:
Parte 1
Parte 2
Archivo 2002: La carta que emocionó a Bielsa
El 16 de junio del 2002 Marcelo Bielsa vivía sus momentos más tristes en su carrera profesional luego de aquel empate y eliminación frente a Suecia. Fue ese mismo día (tres jornadas después del match) que el loco recibió una carta de apoyo escrita por varios hinchas leprosos. Se dice que lloró hasta las lágrimas, se emocionó. La compartimos con ustedes:
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"Cuando terminó el partido, usted, Marcelo Bielsa, dijo que no clasificarse “fue una decepción”. Y si bien sólo de un grande como usted pueden venir estas palabras, le queremos decir que está totalmente equivocado. ¿Cómo va a decepcionar el técnico de un equipo que jugó los tres partidos en el campo de los rivales y que sólo quedó afuera por un gol de penal y un tiro libre al que el arquero llegó tarde?
Eso si hablamos de lo estrictamente futbolístico. No puede decepcionar un técnico que a lo largo de cuatro años trabajó, respetó a todos los jugadores que vistieron la celeste y blanca (al mismo gran Diego le otorgó generosamente la N°10 para su despedida). No manoseó a nadie, no se dejó presionar por representantes, dirigentes o periodistas (¿se acuerdan quién formó la selección del ‘98?); no coqueteó con el gobierno ni su selección recibió el apoyo de ningún funcionario (¿se acuerdan de cómo pasamos a la final en el ‘78?); no usó a la selección para hacer negocios (se acuerdan en la última conferencia de prensa en el ‘94, con el DT y los jugadores con gorritos repletos de publicidades?); y respetó a los rivales (¿se acuerdan del agua que bebió Branco en el ‘90?).
Usted dio todo, hombre, y sólo un canalla –en el sentido más amplio del término– puede cuestionarlo. Y al igual que a las otras selecciones del ‘94 y ‘98 le faltó algo, lo único que puede marcar diferencias en un fútbol mundial tan parejo: que la N°10 la hubiese calzado el gran Diego. Por eso, en un país donde nadie puede ser ejemplo de nadie (el que es exitoso lo hace evadiendo, coimeando o explotando a otros), usted es un ejemplo: su selección fue un ejemplo de trabajo, de honestidad y solidaridad. Hoy es mucho. Así que, hombre, no joda con eso de la decepción; usted es más grande que cuando en el ‘91 le hizo saber al caballo del comisario (voca yunior –sic–) que la vuelta la dan los que tienen coraje y no los que tienen la prensa y el referí a favor. Usted sigue siendo tan grande (o más) como siempre.
Por eso, los que tenemos el corazón partido en dos mitades, roja y negra, decimos una vez más: presente, Loco. Y deje a la prensa porteña que discuta si Crespo o Batistuta pueden jugar juntos. ¡Es lo único que le pueden reprochar! Y deje a algunos degradados de la minoría más oscura de la ciudad que sigan festejando el gol de Beckham. Entiéndalo, Marcelo, son los últimos esteros de una especie en extinción."
Orlando Barone sobre el 20 de diciembre del 2001
¿De quién es el 20 de diciembre? ¿De qué parte de la sociedad, de qué sector, de qué ideología, de qué partido, de qué clase social? ¿Qué se celebra o se reivindica? ¿Una revolución, una gesta, un motín, una metamorfosis, un desconcierto, una ilusión, una catarsis, un estropicio?
Los muertos de aquel día ya forman parte del acervo de nuestra pacífica tendencia. Otra vez la Plaza de Mayo, tan indiscriminadamente generosa para absorber todos los males y los bienes y tantas desviaciones olvidables e inolvidables, aparece como un tentador escenario. Sería estúpido desgraciar todavía más el aniversario de una desgracia: no le vendría bien a nuestra sociedad trozada ya bastante en cortes carniceros y abrumada de anécdotas, la mayor parte intrascendentes. O pasajeras. Los medios no pueden evitar el atoro e indecoro: si antes envejecían al otro día de dar la noticia, ahora envejecen al dar la primicia. Y algunos se están desvaneciendo sólo por darlas sin tener pruebas ni sustancia, y por mostrar la foto y la cinta grabada sin la secuencia ni el contexto. O por emplear mensajeros que ejercen la profesión por descarte: porque no existe más la de verdugo y porque la de cínico no está reglamentada. Hay directores de medios audiovisuales que podrían dirigir murgas con igual eficacia. Pero últimamente las murgas se han profesionalizado.
Se acerca el 20 de diciembre y hay burdas intenciones de apropiárselo y obtener la recompensa de aquel día furioso. Sea en nombre de un sector o de un señor. Es temerario incitar a los convalecientes a que salgan a la plaza a festejar nada si todavía tantean confundidos su lugar en la casa.
El 20 de diciembre es un día raro, de inclasificable incorporación a la historia. Sería vulgar que se lo recordara con una cacerola: amerita un mejor simbolismo que entronizar ese cacharro de bazar y menaje. La rareza mayor de ese día es que si bien tuvo una protagonista -la reacción social- careció de antagonista. No lo fue De la Rúa: no tuvo ese rango. Ni siquiera Cavallo. Tampoco lo fue la convertibilidad; su adoración perdurará como un Eros mítico con dos moralejas. Una de ellas es la correcta, pero muchos se quedarán con la errónea y se la seguirán contando sin corregir a los nietos. ¿Cuál es una y cuál la otra?
La reacción de aquel día fue contra algo innumerable, monstruoso. Y sin nombre propio ni identificación precisa. Es muy difícil discriminar los elementos que integran el caos. Una vez sucedido, los individuos por separado recobran nuevamente sus particularidades genéticas y su natural descarrío.
Hay demasiadas trizas dispersas buscando un cuerpo donde volver a adherirse. ¿Cuál cuerpo? ¿Y cómo se reubica cada triza en el sitio apropiado sin causar más destrozos? Además ya no hay pegamento: el importado se hizo inaccesible, el engrudo nacional dejó de fabricarse. El adherente global no pega, sino en determinadas superficies: a otras las rechaza.
Un duelo clásico tiene un estándar de dos a seis meses y es un reflejo de adaptación al stress que produce la pérdida. Tiene un sentido terapéutico. Pero no hay plazo -y acaso un año sea poco- para un duelo como éste, que involucra tantas cosas de la Patria, y de uno con la Patria.
Esta es una sociedad Frankenstein privada del mecanismo que la había hecho funcionar monstruosamente y que de pronto tiene que enfrentarse a su propia monstruosidad sin la jactanciosa estética de aquellos años inolvidables imperdonables. Cómo nos divertíamos. Hay trajes de gala que conservan restos de serpentina y manchas de gotas de champagne de una marca hoy ausente de las góndolas. En el museo de Anillaco se conservan piezas carísimas intactas. Al exterior se han fugado algunas incunables. A la Argentina "Frankenstein" se le acabaron las pilas y no hay repuestos iguales. Si le enderezan una pata: cruje la pata hipotecaria; si le acomodan un músculo, se atrofia el del empleo o el del tributo. O chillan los nervios de los enfermos o el tendón de los comerciantes o el corazón de los niños. No debería ser necesario que haya que firmar ningún documento para que los niños no se mueran de hambre. Un niño no debe morirse de hambre mientras al lado haya adultos ahítos de comida. Si se mueren de hambre alguien les está robando sus raciones. Además ya están escritos los derechos universales del niño, hay leyes penales contra su abandono, leyes que condenan a quienes no cumplen su rol desde el Estado, a quienes no pagan los impuestos, a quienes corrompen desde lo público o lo privado. A quienes se embuchan y creen que eso es razonable aunque al lado se extiendan Tucumán o Somalia. Y, sobre todo, está la ley democrática para evitar que se engorden los gordos a costa de la infancia.
Pero cuesta desarmar ese Frankenstein en que nos hemos convertido. Porque aunque ya no sirva para nada, no hay todavía un proyecto de país bello sustituto.
Nada más misterioso que el estado de ánimo de un monstruo. El calor es peligroso. No lo toquen. Déjenlo que se readapte y que encuentre su propia razón de ser, su ideología actualizada. Pero primero que nada pongamos un piso de consenso moral: que todos coman tres veces por día. Por qué ser menos que nadie.
El 20 de diciembre debería llamarse el día del enigma: porque, igual que en los jeroglíficos, se puede leer lo que pasó, pero no se entiende. Bueno: soy yo el ignorante. Debería hacerle caso a mi madre y no hablar de política.
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Dos años sin Jorge Guinzburg
Ayer se cumplieron dos años del fallecimiento de Jorge Guinzburg, uno de los mejores entrevistadores, conductores y humoristas del país. Lo recordamos con un informe completo de TVR del 2008:
Alemania y el mundo llora a Robert Enke
El suicidio del arquero alemán Enke paralizó al fútbol europeo y repercutió naturalmente en Argentina. Los diarios más importantes de Alemania reflejaron en primera plana la sorpresiva noticia, con una cobertura completa sobre la vida del portero, sus secretos, sus depresiones y los testimonios más cercanos a él.
Cientos de aficionados se congregaron el mismo martes por la noche ante la sede del Hannover para depositar mensajes y encender velas. Enke, seleccionado ocho veces con Alemania, se quitó la vida lanzándose a las vías al paso de un tren a última hora del martes cerca de Hannover, donde vivía con su esposa y la niña que adoptaron en mayo. En 2006, la pareja perdió a su hija de 2 años por una grave malformación cardíaca congénita. Según varios diarios deportivos, Enke estaba siguiendo una terapia psicológica.
Las fotos de la tristeza
Recuerdos de una pelota bien manchada
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