El Banfield de los milagros
El conjunto de Llop estaba para el cachetazo, pero Tigre se quedó, quizás pensando en que los tres puntos ya estaban asegurados, y el taladro logró increíblemente el empate.
Como contra Racing, Banfield se descuidó ni bien comenzado el partido en una pelota parada, y Morero castigó de cabeza para abrir el score. Pero con un Cvitanich intratable para Morero y Leyes, el local llegó no muy tarde al empate: lo tomaron dentro del área, y Lucchetti con tranquilidad definió al costado de Islas.
En el segundo tiempo, nuevamente el taladro pagó caro sus desconcentraciones: Gimenez conectó un gran centro desde la derecha, el balón dio en el palo e ingresó mansita en la portería albiverde. Tigre tuvo, a partir de ese gol, 25 minutos de gran fútbol ante un Banfield perdido y sorprendido por el tempranero gol del matador de Victoria. A los 35 minutos, Quinteros cometió un tonto penal con la mano, pero Ayala falló dos veces la ejecución (la primera se había anulado por adelantamiento de Lucchetti). De todas formas, en un contragolpe veloz, Román Martinez fríamente definió tras una cesión de Ayala para poner el 3 a 1.
Y allí apareció el banfield de los milagros, aquel que sorprendiera la semana pasada en el clásico. Primero, Cvitanich marcó tras un cabezazo en forma de vaselina, y sobre el minuto 44 Civelli desvió un envenenadísimo centro de Quinteros, que descolocó a Islas. 3 a 3 eroico, que le sirven al taladro para no alejarse de Tigre en la pelea por las Copas. A destacar Román Martinez y Cvitanich, así como también el marco de público por parte de las dos hinchadas.