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El dobles era, de los cinco puntos, el más dificultoso para Argentina. Calleri y David habían obtenidos frutos muy pequeños en el circuito jugando juntos. No obstante, su enorme fortaleza y temperamento proporcionaban al estadio Marplatense la ilusión de aventajar la serie.

Los últimos antecedentes en los dobles argentinos en la Davis no eran para nada alentadores, pero el fervor momentáneo y el positivismo de una instancia final y decisiva, ocultaban esta desgraciada estadística.

Se habló desmedidamente de los defectos de Verdasco a la hora de volear, pero pocos mencionaron que el servicio del español suele ser letal en este tipo de canchas.
Feliciano hizo lo suyo. Mantuvo su gran saque y esperó junto a su compañero el lapso favorable, aquel que le brindase lo justo y necesario para quebrar el servicio de los argentinos.

Los games corrieron, así como también los puntos importantes se volcaban hacia la pareja ibérica. Fue una constante que los visitantes se adelantaran en cada set y luego, la dupla cordobesa arremetía en busca de la paridad. Sin embargo, los tantos vitales siempre marchaban para el conjunto europeo.

La heroica nunca llegó a la ciudad costera, y los españoles, envueltos en gloria y felicidad, cerraron un sábado histórico para su país.
Mañana, domingo, se escribirá la página más trascendental en la vida del tenis argentino. David y Calleri (seguramente) deben dar vuelta una serie prácticamente asfixiante y opresiva