Linea de 5. Futbol, Tenis, Medios, Política y Cultura

Brasil y Argentina confunden caminos y objetivos. Buscan acomodarse en un fútbol sudamericano cada vez más competitivo tanto a nivel seleccionado como a nivel de clubes.
Ya no tienen el boleto a Japón comprado. Las cosas se han equiparado, y el miedo impuesto por estos dos fenómenos merced a su rica historia comienza a esfumarse.
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El monumental no impacta a los rivales, solo basta recordar la buena actuación de Ecuador, Uruguay y Paraguay allí. Y en el país verdeamarello hasta Bolivia le ha arrebatado un empate.
Indudablemente, lo tradicional va perdiendo fuerza, y es aquí donde aparece un país revolucionario.
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Sin grandes nombres, con mucha humildad y persistencia, se coló claramente entre la elite mundial. Dos clasificaciones al mundial, un campeón de la Libertadores y triunfos históricos son prueba suficiente de un país rebelde, insurrecto e innovador a nivel futbolístico.
Inglaterra casi lo padece en el 2006, Fluminense no pudo sobrellevarlo, y en el día de ayer se sucedieron dos acontecimientos épicos.
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Nos referimos, claro está, a Ecuador.
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La Liga de Quito no contiene su derroche de éxitos. Cuando tiene que brillar, enceguece; y cuando tiene que defender, se aferra vehementemente a la solidaridad y al esfuerzo colectivo.
Su rival en la final será el Manchester.
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Ojala Manso, Bieler, Araujo y Bolaños puedan volver a deslumbrar y encandilar para que el mundial de clubes tenga un ganador de nuestro continente.
Ecuador está de fiesta, y para redondear este impresionante presente, la selección le ganó a Irán 1 a 0 en un amistoso y accedió a la final del cuadrangular.