Hasta pronto San Martín. Toda la campaña
El camino de San Martín en primera división fue muy digno. Un elenco aislado geográficamente del epicentro futbolero, debió luchar contra viento y marea en un certamen en donde los fallos se pagan con la derrota y las inocencias con descensos.
La Ciudadela parecía, a priori, la estrategia fundamental para la salvaguarda. De allí dependía una buena parte del destino de los tucumanos. Sin embargo, la primera división no fue respetuosa de la localía santa, al contrario, ese estadio se convirtió paulatinamente en la desgracia. Ni siquiera los más débiles sucumbieron ante el semejante empuje de la gente. Ejemplos claros son los duelos ante Central y los lobos, donde las limitaciones quedaron expuestas y los errores se tradujeron en resultados mortíferos y letales.
El apertura serviría para la adaptación, pero al mismo tiempo resultó ser el mejor tramo del ciruja. Incluso conseguía el respeto generalizado merced a batacazos como contra River, y victorias contundentes solventadas en el buen juego. Pero esa época casi ideal se apagaría con el tiempo. Poco a poco los éxitos empezarían a dar la espalda y la austeridad reinaba cuando el santo salía de Tucumán. Ya no bajaba ese mensaje del juego por sobre todas las cosas, sino mas bien merodeaban los fantasmas de su homónimo sanjuanino.
La presión de las últimas fechas fue imposible de superar para los jugadores y el DT parecía someterse al destino, sin demasiadas respuestas. Cuestionados y abatidos, los hinchas despidieron con lágrimas y orgullo a su equipo pese a que el objetivo inicial no puedo ser satisfecho.
Los mejores momentos en imágenes
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