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Se mataron a goles en Jujuy. Lobos y Globos formaron un partido impresionante, que quedara en el recuerdo de muchos.
Acuña, en dudosa posición, adelantó al local, pero unos minutos mas tarde los de Úbeda igualaron mediante un gran gol de Leandro Díaz.
Parecía que el complemento se desarrollaría con un Gimnasia atacando y un Huracán en posición especuladora. Algo de eso sucedió, pero con modificaciones positivas.
Carranza le dio genial de bolea tras un pase preciso de Gómez, y festejaba un tremendo golazo. La escasez de recursos y el mal momento anímico de los de Parque Patricios hacían pensar que el empate sería una utopía. Pero nada de eso ocurrió. Al contrario, llegaron los goles, los momentos emotivos, de tensión, la lluvia incesante que le daba su brillo propio al encuentro.
En ese aluvión de lo impensado, de lo asombroso, llegó la felicidad de Úbeda. Y no era para menos: el venezolano González clavaba abajo del palo izquierdo un sutil derechazo, a colocar. Poco después, Herner con la testa daba vuelta el tanteador. Labruna no entendía que pasaba. Pero les advertimos que el estupor fue el condimento principal en esta historia, porque sobre el final Luna y Pieters redondearon un fabuloso 4-3.