A veces no luce, no brilla ni sobresale, pero es el eje primordial para Gorosito.
Ortigoza se ganó, en silencio y con humildad, el cariño de la gente de La Paternal, y el respeto y admiración del hincha futbolero.
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Su parecido, tanto físicamente como en el juego a Mascherano es notable. El volante central nacido en Bs. As tuvo un comienzo muy complicado profesionalmente. Surgido en el seno de una familia muy carenciada, contó alguna vez que su viejo no podía pagarle el boleto del micro para acudir al entrenamiento. Por eso, el jugador del bicho ponía en marcha el plan de ahorro, y viajaba con un guardapolvo a cuestas.
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Nacido en pleno ambiente de potrero, Néstor tuvo que jugar en lugares muy riesgosos. Todo sea para ayudar a su familia y construir su futuro en un mundo que le fue bastante esquivo.
Caruso Lombardi fue quien le brindó la confianza suficiente, y el volante no la desaprovechó.
Poco a poco se fue ganando un lugar, hasta convertirse en estos días en uno de los mediocampistas tapones más destacados del fútbol argentino.
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Es el habitué lanzador de penales, pero también ha convertido por la vía aérea, pese a no ser de gran envergadura física.
A su tradicional garra y esfuerzo, le imprimió un sello lírico potenciando sus características técnicas. Pues no solo quita y recupera, sino que se anima a jugar y pasar al ataque con capacidad y suficiencia.
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La vida le dio revancha. Los peligrosos picados en González Catan fueron cambiados por cruces internaciones en México o en Brasil. Es el premio al coraje y el empeño de un luchador, que ojalá no detenga su gran presente
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