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Newells jugó con mucha autoridad en el Lencho Sola pero no pudo hacer demasiado ante el oportunismo de su rival. El taladro, de discreto nivel, alcanzó la contundencia que no había mostrado en todo el torneo.
García abría la pizarra, pero de a poquito la lepra lo acorraló.
Leandro Torres enloquecía con su movilidad, dejando desairado al numeroso mediocampo albiverde donde solo Bustos marcaba con esmero.
Fabbiani igualó. Era justo. Sin embargo, en la segunda clara de Banfield, Bustamente remató por la izquierda, y tras el desvío en Aguilar, el esférico sobrepasó a Peratta.
El portero rosarino tuvo en ese tramo final dos intervenciones claras salvando el arco de Newells.
En la segunda parte, el local jugó mucho más seguro, quitándole espacios a los creativos del rojinegro. Vangioni apareció poco, Diego Torres no prosperó arriba, y el ogro más proteston y cansado que otra cosa.
Así, el taladro sumó tres puntos dorados. Necesarios para afrontar de la mejor forma el próximo clásico. Aplausos para el equipo de Gamboa, pero parece eliminado de la lucha.