Archivo 2002: La carta que emocionó a Bielsa


El 16 de junio del 2002 Marcelo Bielsa vivía sus momentos más tristes en su carrera profesional luego de aquel empate y eliminación frente a Suecia. Fue ese mismo día (tres jornadas después del match) que el loco recibió una carta de apoyo escrita por varios hinchas leprosos. Se dice que lloró hasta las lágrimas, se emocionó. La compartimos con ustedes:
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"Cuando terminó el partido, usted, Marcelo Bielsa, dijo que no clasificarse
“fue una decepción”. Y si bien sólo de un grande como usted pueden venir estas palabras, le queremos decir que está totalmente equivocado. ¿Cómo va a decepcionar el técnico de un equipo que jugó los tres partidos en el campo de los rivales y que sólo quedó afuera por un gol de penal y un tiro libre al que el arquero llegó tarde?

Eso si hablamos de lo estrictamente futbolístico. No puede decepcionar un técnico que a lo largo de cuatro años trabajó, respetó a todos los jugadores que vistieron la celeste y blanca (al mismo gran Diego le otorgó generosamente la N°10 para su despedida). No manoseó a nadie, no se dejó presionar por representantes, dirigentes o periodistas (¿se acuerdan quién formó la selección del ‘98?); no coqueteó con el gobierno ni su selección recibió el apoyo de ningún funcionario (¿se acuerdan de cómo pasamos a la final en el ‘78?); no usó a la selección para hacer negocios (se acuerdan en la última conferencia de prensa en el ‘94, con el DT y los jugadores con gorritos repletos de publicidades?); y respetó a los rivales (¿se acuerdan del agua que bebió Branco en el ‘90?).

Usted dio todo, hombre, y sólo un canalla –en el sentido más amplio del término– puede cuestionarlo. Y al igual que a las otras selecciones del ‘94 y ‘98 le faltó algo, lo único que puede marcar diferencias en un fútbol mundial tan parejo: que la N°10 la hubiese calzado el gran Diego. Por eso, en un país donde nadie puede ser ejemplo de nadie (el que es exitoso lo hace evadiendo, coimeando o explotando a otros), usted es un ejemplo: su selección fue un ejemplo de trabajo, de honestidad y solidaridad. Hoy es mucho. Así que, hombre, no joda con eso de la decepción; usted es más grande que cuando en el ‘91 le hizo saber al caballo del comisario (voca yunior –sic–) que la vuelta la dan los que tienen coraje y no los que tienen la prensa y el referí a favor. Usted sigue siendo tan grande (o más) como siempre.

Por eso, los que tenemos el corazón partido en dos mitades, roja y negra, decimos una vez más: presente, Loco. Y deje a la prensa porteña que discuta si Crespo o Batistuta pueden jugar juntos. ¡Es lo único que le pueden reprochar! Y deje a algunos degradados de la minoría más oscura de la ciudad que sigan festejando el gol de Beckham. Entiéndalo, Marcelo, son los últimos esteros de una especie en extinción."

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